martes, 22 de enero de 2013


23 de Enero Golpe de Estado en Venezuela

 El Golpe de Estado del 23 de enero de 1958 también conocido como Junta Cívico-Militar de Gobierno o el Derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez, fue un acontecimiento histórico ocurrido en Venezuela, quien se vio forzado a abandonar el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la «Vaca Sagrada». Pérez Jiménez venía ocupando el cargo de presidente de Venezuela desde principios de la década del 50, con el fin de su régimen se dio inicio a la etapa de la democracia representativa y represiva con el pueblo de la historia de Venezuela, sin bien antes de esa fecha ya se habían tenido algunas cortas experiencias o ensayos de la democracia representativa  como los de 1948.
A partir de los sucesos del miércoles 1 de enero y ante la manifiesta crisis política y militar del régimen perezjimenista, comenzaron a publicarse diversos manifiestos en contra del gobierno tambaleante, firmados por hombres y mujeres representativos de diferentes campos de la actividad económica, profesional y cultural, así como pronunciamientos públicos de instituciones nacionales como el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras y sectores empresariales que hasta ese momento no habían manifestado abiertamente su repudio a la dictadura. Todas las acciones de calle en contra del régimen, tendrán su momento cumbre en la huelga general del martes 21 de enero, movilizada por la Junta Patriótica (unión de los diversos partidos políticos), junto a los estudiantes, empresarios y las masas populares, la cual tomó un carácter unitario que prestó el apoyo necesario a los oficiales alzados.
En la madrugada del jueves 23 de enero, pese a contar con el apoyo de un importante sector de las Fuerzas Armadas, Pérez Jiménez decide abandonar el Palacio de Miraflores y trasladarse al aeropuerto de La Carlota (situado en plena ciudad de Caracas), para tomar el avión que lo conduciría a la República Dominicana. Al conocerse la noticia del derrocamiento, el pueblo se lanzó a la calle, saqueando las casas de los adeptos al régimen; atacando la sede de la Seguridad Nacional y linchando a algunos funcionarios. Asimismo, destruyeron la sede y los equipos del periódico oficialista El Heraldo.


















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